Otra año más nos
plantamos en Aínsa para disfrutar de esta Ultrafamiliar Trail, este año denominado Gran Trail TERNUA
SOBRARBE, aunque este año era “competitivo” el espíritu se sigue manteniendo a
pesar de que el número de participantes se vaya disparando.
Acudo como siempre la noche anterior con Martin para cenar
tranquilamente en el Hotel Sánchez que tan bien nos acoge año tras año, la
verdad parecía el comedor de Peña Guara, estábamos un montanazo de gente, vaya
cantera que se está formando, bueno cantera de carrozas porque ya vamos
teniendo una edad aunque nos quedan muchos años por delante…
Después de una cena copiosa salimos a pasear un poco para
bajar la cena y antes de las 12 estamos en la cama, mañana a las 5 nos tenemos
que poner en pie para estar de corto a las 6, ya es la 7ª edición y a
excepción de la primera en la que no
estaba en este mundo, he acudido a todas.
Recuerdo con mucho cariño la primera edición, también iba
con Martin, fue el que me introduzco en este mundo, en aquella ocasión era un
gran reto para mi solo el acabar, además en esa edición eran dos jornadas, que
finalizamos agónicamente pero muy contentos de haber finalizado. Desde entonces
las siguientes ediciones las he acabado disfrutando en todas ellas, sufriendo
en muchos momentos, y poco a poco mejorando edición tras edición, pero este año
con un nulo entrenamiento sabía que me iba a tocar sufrir de verdad, esto se
iba a agravar con la ola de calor que se anunciaba, pero por otra parte se me iba
a hacer más llevadero porque tenia la intención de ir toda el rato acompañado
por Martin que no estaba muy fino y además tenía que cuidarse para su gran
reto, UTMB.
Eran las 6 de la mañana y apenas sin desayunar, mal
empezamos, estamos en el campo de fútbol saludamos a los asiduos y a otros no
tanto, pero con especial cariño a nuestro gran compañero el sr.Ornitorinco,
suena el pistoletazo de salida y con los primeros rayos de luz nos disponemos a
afrontar el tramo más rápido y “peligroso”, no por que esté expuesto, sino por
que se puede ir rápido y esto te puede pasar factura si te pasas, lo digo por
experiencia, pero en esta ocasión y haciendo caso de los consejos de mi
compañero de equipo vamos a paso de principiantes, algún sube y baja, primer
avituallamiento en Laspuña y a buscar el salvaje Cinca, correr por su margen
izquierda es una maravilla, casi tocando el agua, algunos la tocaron al
confundirse de camino en algún punto y tuvieron que vadearlo, no les vendría
mal para refrescarse un poco. Nos presentamos en Lafortunada km.25, ya tenemos
más de 1/3 de carrera por lo menos en kilómetros, porque todavía nos queda todo
el desnivel.
Repostamos un poco - por cierto avituallamientos muy poco
variados y monótonos, es la única objeción que puedo hacer en estas 7
ediciones, lo ponen muy difícil- y
seguimos carrera, hasta ahora la sombra nos acompaña, hemos ido despacio y creo
que no va a ser difícil afrontar la subida que también conocemos, nuestro paso
es lento…pero seguro, muchas caras conocidas nos pasan, hasta nuestro querido orni llegamos a Tella más o menos bien,
le comento a Martin que todavía no he visto el Dolmen, se queda un poco
alucinado, pero es la verdad, en otras ocasiones llego a piñón miro como un
idiota y no veo na de na, pero ahora más
despacito y con las indicaciones de mi compañero de fatigas logro por fin
verlo. Este avituallamiento igual que los anteriores pero con un abrevadero con
el agua fresquita, esto nos dará ese plus para afrontar la subida al Portiello
de Tella
Enseguida nos desviamos del gr.19 para buscar su variante
19.1 para seguirlo hasta casi la finalización del Trail. El calor se empieza a
notar pero una ligera brisa lo hace más llevadero, la verdad hasta ahora
encantados con el tiempo, las lazadas del camino se suceden y vamos ganando
altura poco a poco, el cansancio lo empieza a aparecer pero la banderola de la
Fuente del Trucho ya se ve, un poco de líquido y a la fuente, la primera
intención era meternos enteros pero esta fría de cojo…..así que repostamos agua
fresquita y nos refrescamos la gorra, queda una rampa de 200 metros de desnivel que es un
“poco” durilla, pero todo se acaba y nos plantamos en el Portiello, nos
sentamos a tomar aire y disfrutar del paisaje, observar la magnifica Edelwais y
afrontar la bajada a Bielsa, casi 1000
metros de desnivel y unos cinco kilómetros de empinada
bajada.
Quitando la primera parte con muchas piedras suelta, el
resto se lleva bien, no hubo ninguna incidencia salvo el despiste en una zona
del Barranco de Montinier en el que no es la primera vez que nos despistamos, y
al parecer no hemos sido los únicos ya que el camino estaba pisado y lo peor
que ya sabía que existía ese problema, pero la cabeza estaba más en Bielsa.
Ya hemos hecho la maratón, estamos en Bielsa, poco a poco
hemos llegado, la última parte del camino ya es conocida además de por el Ultra
por la carrera de de montaña, en esta ocasión vamos más chino-chano.
Aquí nos pegamos un “fiestón” en el avituallamiento, coca
cola y un plato de macarrones, con esto creo que podremos subir sin problemas a
la Cruz de Guardia. Al salir de Bielsa una nube nos libra del sol que ya
empieza a ser “molesto”, tras acompañar al Cinca unos metros nos despedimos
definitivamente de él, la subida empieza con una fuerte rampa para poner el
corazón a cien, la rampa tiene tela, pero se acaba, un último avituallamiento
de agua y a jugar…
Tenemos por delante unos tres kilómetros más o menos llanos
con alguna mini bajada, pero esto se
acaba, el calor aprieta, la pendiente manda, y todo hace que en varios momentos
me sienta totalmente reventado y tenga que parar para coger aliento y tomar
unos de esos geles “deliciosos” y no desfallecer, aprovechamos los arroyos para
refrescarnos, sientan de maravilla, menos mal, en uno de estos momentos nuestro
acompañante Carlos Escario que desde Bielsa nos daba conversación nos deja, iba
más fuerte y le estábamos ralentizando mucho.
La dura subida da para mucho, hasta para una siesta que por
primera vez en todas las carreras que he participado pude disfrutar, solo fueron
cinco o diez minutos, pero nos sentó de maravilla, la subida se hizo más
llevadera, nos pareció que soñamos y todo porque vimos durante unos instantes a
“el corredor sin fin”, Javisa, y su hermano, que estaban de “excursión”, unas fotitos,
muchos ánimos y para arriba, ya queda poco, vemos el final, los barrancos ya no
solo sirven para refrescarnos, aprovechamos para beber, que fresquita está el
agua…
Vemos el final, esta cada vez más cerca, la última rampa es
dura pero es la última, y vemos a Ramón que le está dando al botón, foto, foto
y foto para retratar la cara de dos campeones.
Un rato de descanso bien merecido, pero sin abusar, el
tiempo de corte no esta muy lejos, parece mentira, nunca había luchado contra
el tiempo, aunque esta vez voy un poco más sobrado que en mi participación en
la Apuko.
El descenso en esta ocasión es más tendido y con un terreno
agradable, además Ramón va dejando constancia de nuestros pasos con sus
instantáneas.
En la zona de Los Solans nos despide él y más de un centenar
de vacas que ya están acostumbradas a ver correr a unos locos.
El calor se sigue notando, pero ya hemos visto Plan en la
lejanía, pero primero está Serveto, un mini descanso y a por la última subida,
apenas 100 metros
de desnivel, pero el calor ya esta en el ambiente, ahora las sombras no te
quitan el calor, el aire esta viciado. Llegamos a una pista por la que vamos
andando aunque no tenga pendiente, ya estamos muy cansados, en algún momento
corremos algo para que no se haga eterno, alguna parada para picar algo, ya
hace tiempo que vemos y “oímos” Plan, y llegamos a Gistain el último
avituallamiento y el más fresquito.
Corremos para salir de la carretera y coger el camino
zigzageante que nos dejará en San Juan, pero apenas nos metemos nos pilla el Gran Michel, que sorpresa,
pensábamos que esta sufriendo por atrás, pero pudimos disfrutar de su compañía
los últimos kilómetros y entrar en meta juntos.
Entramos con los ánimos de uno de los organizadores más
entrañables, Alberto del Bosque y los aplausos de los compañeros de Peña Guara y
el resto de público. Poco más de 13 horas nos ha llevado este paseo por estas
zonas tan bonitas del Sobrarbe, no voy a decir que volveré, porque eso está
hecho, solo diré que ha estado todo perfecto, este año se ha notado mucha más presencia
de voluntarios, que siempre hacen más agradable la carrera, la organización
estupenda como siempre, el único pero, aunque ya estaba avisado, los
avituallamientos un poco sosos, y como no, la cerveza para pasar la longaniza,
que peto el surtidor, mecachis…
¡Ah! Gracias Martin! por tu compañía, fundamental para
llegar al final del camino.