lunes, 22 de noviembre de 2010

X Carrera campo a través Castillazuelo-Monasterio de El Pueyo



Las previsiones del tiempo eran malas: frió, lluvia, viento, y de hecho la lluvia me despertó. Me levante dispuesto a mojarme y llenarme de barro.


Dispuesto a todo, después de un buen desayuno, llené la mochila: mallas largas, camiseta de manga larga y corta, buff, guantes, gorra para evitar que se mojasen las gafas, chubasquero y las zapatillas de trail para el barro. Con todo esto, empecé a cargar el coche sobre las 10.30 y parecía que el tiempo quería acompañar ya que empezó a verse algo de cielo azul.

Sobre las 11.10 horas y sin gota de agua me planté en el pueblo de Castillazuelo, una localidad en la que estuvimos corriendo el año pasado una carrera de la liga aragonesa de orientación y en la que nos trataron muy bien.

En el pueblo lucia el sol, y un poco de viento refrescaba el ambiente, pero no impedía que un montón de niños y niñas se hubiesen animado -junto a sus padres- para disputar las diferentes categorías que desde Aguiluchos a Cadetes se habían preparado. Un buen ambiente y una buena cantera, no tiene ya de que preocuparse ningún veterano por su pronta retirada…

Casi todos los valientes estaban calentando músculo, entre ellos estaba mi amigo, el líder -por ahora- de la Liga Oro, Paco Jordán que estaba dispuesto a mantener la ventaja.



Fotos de Paco Jordán

A las 12 de la mañana, los casi 70 valientes, nos dispusimos a afrontar los 9,7 km. y los 420 m. de desnivel acumulado, con un solecito que animó a muchos a desprenderse de prendas de abrigo, en mi caso, opté por camiseta y mallas largas, y gorrita para proteger de alguna gota que pudiese caer. La verdad es que el tiempo fue magnífico, sopló un poco de aire que no molestó para nada el devenir de la carrera.


Dieron el pistoletazo de salida, para tras cruzar el río Vero, afrontar lo más duro de la carrera, una rampa para salir del pueblo de unos 50 metros de desnivel que me hizo sacar la lengua, y que sin haber calentado nada me costó un triunfo subir. Desde aquí empecé a coger el ritmo y a disfrutar del paisaje que era la primera vez que veía. Por unos caminos sin apenas barro y muy llevables nos acercamos poco a poco al monasterio, para sobre el kilómetro 3.4 afrontar una pequeña bajada que nos llevaba a empezar la subida al monasterio que teníamos frente a nosotros, empezamos con unos metros de campo de cultivo en la que a más de uno se le debió de quedar alguna zapatilla, después de esta “trampa” nos metimos en la carretera que sube al monasterio y empezamos subir poco a poco, algunos ya venían de vuelta cuando nos disponíamos a afrontar la última curva (me alegró ver que no me sacaban tanta ventaja). La vedad es que desde que salí y subí la primera rampa procuré fijarme en alguno que me pudiese hacer de liebre, y resultó que a unos 25 metros tenía a Javi Subías, pensé que no lo iba a poder aguantar, pero el caso es que más o menos mantuve la distancia hasta coronar la atalaya con su Monasterio. Pero a partir de aquí voló, vaya velocidad que llevaba el tío.


Mi bajada creo que fue buena, llevaba tras de mí a dos o tres corredores a los que les estaba haciendo de liebre, por el camino de bajada superamos a otros dos y en los dos últimos kilómetros creo que aceleré el ritmo ya que me despegué de mis acompañantes para casi dar caza a otro corredor (José Hernández) que sintió mi aliento en los últimos metros, para llegar en 43m 49s.

El ganador Javier Mariño Balaguer del club Hinaco Monzón con un tiempo de 0h 36m 7s.
La ganadora Mónica Saludas Lorenz del club Monzón con un tiempo de0h 46m 14s.


Después de esto nos tenían preparada una estupenda longaniza regada con un buen vino de la tierra del que dimos buena cuenta, y tras lo cual me tuve que despedir de los comensales para salir pitando, ya que la familia me esperaba en casa con la paella preparada.



Foto de Paco Jordán

En definitiva, una carrera muy bonita, con un tiempo  muy bueno para estas fechas, y un poco menos dura de lo que pensaba –claro ahora que he terminado…-

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