miércoles, 20 de abril de 2011

ANIMAL TRAIL EL BURGO 2011

17/04/2011



Después de más de 1.000km. en coche y de dormir apenas cinco horas, sonó el despertador, eran poco más de las 6:10 de la mañana de un domingo que se presentaba un poco duro dado lo que llevaba en el cuerpo, Pero con mucha ilusión por disfrutar de una carrera en unos parajes que a priori parecían magníficos y de hecho así lo fueron. Tras tomarme mi colacadito de rigor instalé por primera vez el tonton y emprendí la marcha, me quedaban de hora y media a dos horas en función de los despistes con mi compañero de viaje –tonton-. Como me figuraba tuvimos más de una equivocación, debido sobretodo a una nueva incorporación desde Málaga a Cártama y que el famoso tonton no tenía en su memoria. Bueno, el caso es que aparte de este despiste disfruté del viaje y de los pueblos que fui pasando, Casarabonera, Alozaina, Yunkera y el propio el Burgo.

Cuando llegué ya había ambientillo, y tras coger la bolsa del corredor con sus múltiples folletos de la zona –cosa que es de agradecer para futuras visitas por estos preciosos parajes-, una camiseta, unos calcetines y un gel -que tomé durante la carrera-, me puse el dorsal y la ropa de “faena”.

Me acerqué con mi teléfono para sacar un par de fotos por el pueblo y calenté lo justo para conocer un par de calles del pueblo.

 

Sobre las 9.30 horas ya estábamos todos en la línea de salida, los valientes de la Animalada, que en el sábado se hicieron 55km con algún que otro cambio de última hora debido a la climatología y los casi 90 que íbamos a realizar hoy los 25 km.de La Bella con sus 1.000m de desnivel.

Salida


Bocinazo de salida y todos “pa lante”. En esta ocasión salí casi con el grupo de cabeza, en primer lugar teníamos que bajar 200 metros para salir del pueblo y tras cruzar el río Turón por el Puente Nuevo, comenzamos la subida en la que después de unos cuantos metros decidí al igual que otros muchos mirar la marca de calcetines que tenían los que iban delante.




Pasaban los metros de subida por una pista en la que alternaba el trote, con el paso ligero, cuando entramos en una senda, la pendiente se suavizó y alternábamos bajadas y zonas llanas que finalmente se convirtieron en una bajada por una senda que creo que disfrutábamos todos, la senda finalizo en una pista en la que teníamos el 1er avituallamiento, en este caso solo liquido, yo me paré para tomarme un vaso de bebida isotónica y otro de agua para quitar el sabor, aunque algunos no se molestaron casi ni en parar, no sabían lo que les esperaba…

Comenzó una pista en bajada por la que se podía correr bien y nos plantamos en los 8km., una larga subida por una pista en la que estuve acompañado durante varios kilómetros por un corredor, que creo que era Ezequiel Ruano, un corredor de la categoría master que entró en meta en el 10º puesto, vamos una máquina.

La subida por la pista fue dura, el sol apretaba un poco y los kilómetros se notaban, y al ir acompañado el ritmo es más alto, el caso, es que tirando, tirando, e intercambiando algunas palabras, llegamos al segundo avituallamiento, esta vez sólido, un poco de plátano, sandia, un poco de líquido y a seguir.

Después de una ligera bajada afrontamos lo más duro de la carrera, cuatro kilómetros de dura subida, sobretodo los primeros 1.500 metros en los que en más de una ocasión tuve que valerme de las cuatro extremidades para seguir adelante. En estos kilómetros mis compañeros de viaje se fueron alternando, cogimos a un corredor y el grupo de cuatro que nos habíamos juntado después del último avituallamiento apenas varió en la subida. En una de las pocas bajadas con fuerte pendiente me fui un poco, pero enseguida dos de mis perseguidores me dieron alcance y se distanciaron antes de llegar al tercer avituallamiento, en el que además de agua nos encontramos más sandía y plátano, y al igual que en los anteriores, traguito de líquidos, y un par de piezas de fruta para el camino.

Una larga bajada por una pista, cuyo final parecía no parecía llegar nunca, -como no revisé la ruta, no sabía que es lo que quedaba-, así que no tiré mucho por si las moscas. Llevaba a la vista a uno de mis cuatro antiguos acompañantes, a Ezequiel ya lo perdí de vista en el último avituallamiento.

Después de mucho correr, decidí apretar un poco y dar alcance a mi antiguo acompañante –que era de la zona-, y al pasar me pregunto, cuanto quedaba, claro, mi respuesta fue de sorpresa, -¡si no lo sabes tú que eres de aquí!-, el caso es que lo rebasé y decidí que si quedaba mucho ya veríamos como respondía el cuerpo.

Bajamos durante casi 6km. con algún que otro pequeño repecho, casi todo por pista, menos algún tramo de senda, de los que se puede resaltar uno en el que se nos activo la circulación de las extremidades inferiores dada la vegetación que apenas te dejaba ver por donde discurría el camino, pero que en mi caso disfrute a tope, menos mal que no había ninguna piedra, o por lo menos mis pies no dieron con ellas. En este tramo creo que di alcance a uno o dos corredores.

Finalmente llegamos al último avituallamiento también sólido, aquí me tome antes de llegar un pequeño gel con un poco de cafeína que llevaba en la riñonera, unos traguitos de líquido y un par de piezas de fruta para el camino como de costumbre, apenas nos dio tiempo para respirar y preguntar a un nuevo compañero de viaje lo que quedaba, y comenzó la última, pero no menos dura subida. En ella me alternaba con mi nuevo compañero de viaje –que creo que el sábado se había metido para el cuerpo los 55km.-, supongo que en los últimos metros de carrera lo acusó, ya que apenas cuando habíamos finalizado la subida lo adelante y afronté el último kilómetro -que discurría por el mismo lugar por el que habíamos subido en los inicios de la carrera, pero en esta ocasión lo teníamos que bajar-. Lo hice a toda pastilla, pensando en algunos momentos, que parte de mi cuerpo acabaría peor en caso de caída.

Poco a poco iba viendo a alguna que otra persona, lo que me hizo pensar que ya quedaba poco para acabar esta “pequeña excursión”, la pista se suavizó y vi que tenia muy cerca de un corredor que durante los últimos kilómetros divisaba a lo lejos, el caso es que como teníamos que cruzar el rió por una pasarela, él se debió pensar que era broma las indicaciones que le hacían los de protección civil, -que por cierto estaban en todos los cruces del camino indicándonos y asistiéndonos en todo momento-, pues entre una cosa y otra, me planté encima de él, y dado el cabreo que tenia, le dije que continuase y tirase que no le iba a pasar, él me contesto que daba igual que tirara si podía, pues el caso es que no se si podía o no, pero tire y afronte los últimos metros ya entrados en el pueblo, afronté los 200m. que quedaban en subida y entré en meta después de 11 corredores y en 2:22:25.


mi llegada...
 El ganador Alfredo Agustín lo hizo en 2:04:22 y la primera dama Marta Gallego en 2:29:29.


Resaltar al dorsal 35, D. Francisco Contreras Padilla, vecino de Cártama (Málaga), que se hizo 55km el sábado, y el domingo se metió en el cuerpo otros 25km con un tiempo de 3:40:55 con sus 73 años, pero con una equipación profesional. En un principio solo iba a hacer el recorrido del sábado, pero le engancharon en el bar leyendo el Marca y le dijeron que se animara, y se animó. No se si fue exactamente así,-esto es lo que cuenta la leyenda-, pero es todo un referente.



Encima corriendo...



El superabuelo con sus garrotas...

Quisiera felicitar a la organización por esta carrera tan bonita, por su amabilidad y atenciones con todos, a Protección Civil que no se de donde sacaron tanto personal, pero estuvieron a lo largo de toda la carrera como nunca he visto en ninguna otra prueba, a los cocineros de esa magnífica paella que nos tomamos, y a este pueblo tan bonito, llamado El Burgo, en el que nunca había estado y que tan bien nos ha tratado.

Clasificaciones (pinchar aquí)
Cronica estupenda del SUPERABUELO de Miguel López Munuera



martes, 12 de abril de 2011

Santa Cilia de Panzano-Tozal de Guara (entreno)

Sobre las 19:45 partimos del pueblo de Santa Cilia con nuestro pantaloncito corto y en mangas de camisa, la temperatura era más que veraniega. Empezamos corriendo para calentar un poco y después de pasar unos 500 metros la cadena en la que empieza la pista nos pareció ver unas personas, creíamos que era una visión, ya que a estas horas solo dos locos como nosotros podían estar a estas horas intentando subir a Guara, pero según nos íbamos acercando pudimos comprobar que efectivamente había cuatro mujeres que ya esperaban sentadas nuestro paso y que veían como dos tipos en pantalón corto se les acercaban, nos preguntaron que donde íbamos, y al oír la respuesta dijeron si nos iba a dar tiempo a llegar hoy, nosotros contestamos que a subir sí, y a bajar ya veríamos. Proseguimos nuestro camino, pero dejamos de correr para pasar a un paso bastante vivo ya que aquí el camino se empinaba considerablemente.



Una sonrisa antes de...
Todavía podíamos disfrutar de una excelente vista de parte del Somontano y la Hoya de Huesca, y nuestros temas de conversación nos hacían avanzar casi sin darnos cuentas por estos parajes, que en mi caso nunca había visto –las veces que había subido a Guara lo había hecho por Calcón-.
 
Vista de Santa Cilia y el Somontano











Tras ir junto al barranco Agón, seguimos subiendo viendo frente a nosotros el Tozal de Cubillas y su antena, llegamos aun con un poco de luz y con el croar de las ranas a unos pozos escalonados muy curiosos y de los que dejamos constancia con algunas instantáneas.

Tozal de Cubillas



Nuestra ruta seguía con apenas luz, pero de momento nos resistíamos a sacar el frontal, disfrutábamos al mismo tiempo de los últimos rayos de luz -de un sol que ya no nos quería acompañar en nuestra tardía salida-, de un pequeño gajo de luna que empezaba a brillar y de un montón de puntitos de luz que anunciaban la posición de numerosos pueblos.

Cuando llegamos al Collado de Vallemona ya habíamos alcanzado los 1.800 metros, la luz apenas nos dejaba apreciar las formas del terreno, pero creíamos que aun no era la hora de sacar los frontales y casi como dos imprudentes domingueros seguimos con nuestro pantaloncito corto y nuestras camisetitas técnicas buscando la senda que parecía haber desaparecido bajo los últimos rayos de sol.

La verdad que aquí perdimos un poco de tiempo mirando atrás, buscando referencias para la vuelta. En este tramo el camino no se apreciaba y menos con la escasa luz de la lunita, aunque logramos seguir por intuición el camino y llegar primero a un indicador y luego a otro que nos hacía bajar a una pradera en la que pudimos retratarnos junto al Pozo de nieve del Duque.


Tocando el pozo de nieve del Duque
 Después de las instantáneas decidimos ponernos el frontal, pero aún faltaban algunos minutos para encenderlo, ya caminábamos con la luz de la luna y con su fina sombra, y con la referencia a nuestra derecha de las luces de todos los pueblitos al fondo de la Hoya.

Tras pasar junto a los 1.962 metros que tiene la cima que precede a Guara, la cosa cambio un poco, para empezar encendimos el frontal –ya eran las 21.15 horas y el terreno podía ser un poco peligroso-, aún íbamos como domingueros, pero el calorcito que nos acompañó durante toda la ruta nos empezó a abandonar y el aire que ya había empezado a soplar con más o menos intensidad durante los últimos metros, aumento su fuerza y paso a ser casi un pequeño huracán. Esto nos obligo a echar rodilla en tierra, quitar la mochila sujetándola bien para que no saliera volando, y en mi caso ponerme el forro polar con alguna dificultad, ya que las manos se habían quedado un poco frías. Después de abrigarnos la cosa cambio, ya más calentitos se corría de maravilla, y aunque el aire soplaba a rachas con mucha intensidad pudimos proseguir.

En este último tramo nuestra atención debía ser máxima, estábamos muy cerca de la cima y el camino apenas se adivinaba por los mojones o hitos que íbamos encontrando.

Comenzamos la última pendiente en la que el camino se adivinaba mucho mejor, más marcado y con más hitos. Por momentos parecía que había aflojado el viento, pero empezó nuevamente a soplar con más fuerza y en previsión de que en la cima lo hiciese más todavía decidimos ponernos el corta vientos. Fue levantar la vista y en dos minutos llegamos a la cima, creíamos que nos faltaba algo más, pero no era cuestión de quejarse, que ya tenía ganas de plantar el culo y tomarme un “sabroso” gel.


Una firmita en la cima


A las 22.02 tocamos cima, llamamos a nuestras mujeres para que saliesen a la ventana y buscasen en la lejanía la luz de nuestros frontales, y dejamos la última firma del día en el libro de Peña Guara. Después de tomarnos el gel de turno y dejar unas instantáneas en la cima, comenzamos el descenso.


Todavía quedaba nieve
Comenzamos este descenso sobre las 22.20 horas, y la verdad disfrutamos bastante, no por las vistas, -solo veíamos las lucecitas de los pueblos a los que nos atrevíamos a bautizar sin estar muy seguros de cual era cual-, sino por lo cómodo del descenso, y la menor dificultad, tanto de bajar y sortear las piedras sueltas que en muchas tramos del camino encontrábamos, como por seguir sin desviarnos el camino.

En el descenso apenas paramos dos o tres veces, para cambiar las pilas de mi frontal que debía tener las pilas de alguna salida cercana al verano pasado, para despojarnos del cortavientos y por último para a falta de tres o cuatro kilómetros quitarnos el polar, -el viento ya había dejado de soplar casi al abandonar la cima y según íbamos descendiendo si soplaba era cada vez más calido -, resultaba muy agobiante llevar ropa encima.

Así que a las 24.00 horas llegamos como habíamos salido, en pantalón corto, con nuestra camiseta técnica, y con más de 20º.



El gasto energético no sé cual fue, -todavía no llevo ningún artilugio para correr, más que el móvil, para sacar fotos y como condición para que mi mujer me deje salir, claro que llevo a Martin que va su Garmin 305-, pero las ganas de tomarme mi Cola Cao eran bastante considerables, aunque al final me quedé sin él – mi mujer me esperaba con unas albondigitas, y claro no era cuestión de despreciar la cena…

Desnivel 1.542 metros
Tiempo 4 :19 - hay que restar el tiempo parado en la cima
Distancia 22,87 km

domingo, 3 de abril de 2011

III Edición “VII Millas romanas de Siétamo”

Foto Miguel García

Ya tenemos cerca esta fantástica carrera, el domingo 15 de mayo, se celebrará la III edición de las VII millas de Siétamo, esperemos tener la animación y el apoyo de todas las gentes de Siétamo y del resto de pueblos que acudieron a esta prueba, finalizando con una estupenda comida al igual que el año pasado.

Tendréis más información en el siguiente enlace:

http://sietemillasdesietamo.blogspot.com/


Donde se irá dando cuenta de las distintas novedades que surgan, gestionándose también las inscripciones.