Lluvia, lluvia y, más lluvia. Agua por arriba y agua por
abajo. Desde el primer momento el agua y el barro estaban presentes por todos
los sitios. Todo empezaba ya en el parking, que se iba llenando poco a poco de
barro, y en los primeros compases de la carrera, en la pista que nos acercaba
al barranco de la Pillera ,
más barro, menos mal que en las nueve veces que cruzamos el barranco nos
“limpiamos” las zapatillas. Pero como digo, no solo caía agua de arriba,
también por abajo, con el cruce de barrancos como el de la Pillera o la bajada a la Fabana , el cruce de pequeños
barrancos y arroyos, que en otras ocasiones no llevan agua o apenas un hilillo,
y sino el transitar por los caminos y sendas que en muchas ocasiones llevaban
más agua que los arroyos, todo esto creo un clima peligroso en algunos casos
pero muy divertido en la mayoría…
por fin vimos a Martin otra vez |
Esta vez acudí con Martin, que poco a poco se va recuperando
de su lesión, partimos de la Villa
de Siétamo a las 6.30, con hora para llegar relajados, cambiarnos y poder desayunar
algo con la conversación del resto de corredores. En poco más de una hora nos
plantamos en Nocito, el día estaba como esperábamos, totalmente encapotado y
con una ligera llovizna.
Después de todo el ritual de preparos, con una mochila más cargada de lo que en un
principio tenía pensado, algo de ropa de abrigo de repuesto, escuchamos las
últimas instrucciones, como ya nos temíamos, se acortaba el recorrido, la
bajada del Tozal se haría por el mismo sitio que la carrera corta, la niebla
posiblemente nos impediría vez la señalización en los llanos de Cupierlo, por
lo demás todo igual, solo incidir en que tengamos cuidado, por el terreno
resbaladizo y en especial en el cresteo del Fragineto.
tren hacia la niebla... |
Salida rápida por una pista embarrada hasta los topes, y divertidos
vadeos en La Pillera ,
pero menos peligroso que en otras ocasiones, porque si tienes que estar
pensando en que piedra pisar para no mojarte, lo más seguro es que acabes
mojándote y muchas veces hasta cayéndote, con el peligro de lesionarte, pero en
esta ocasión ya mojados, todo p`lante.
Después, dura subida al collado de Petreñales, en el que
teníamos avituallamiento sólido, y a divertirse en la bajada hasta la Fabana , una bajada increíble, pero en
esta ocasión disfrute de lo lindo, una bajada a fuego, y ya metidos en el Calcón,
sin miramientos por el agua.
Pasamos por la Fabana ,
y pequeña subida para llegar al siguiente avituallamiento sólido en El llano de
la Carasca. Cogemos
fuerza, y a afrontar lo más duro, en mi opinión, de la carrera.
¿será por aquí...? |
Una dura subida al Montidinera, se hace larga, muy larga, pero
llegar llegas. Desde este punto tendríamos unas estupendas vistas, pero la
niebla y el día encapotado no nos deja ver mas allá de nuestras narices. Aunque
en esta ocasión mejor así, y no ver lo que nos espera, por que la bajada que
nos espera por una pendiente muy bien marcada, pero digamos ”divertida”, hace
que más de uno clave en culo, en el mejor de los casos, en el barro, tras pasar
por el collado y tomar algo de líquido en el avituallamiento, emprendemos la
dura subida la Fragineto ,
es dura también, pero a mí se me hizo más llevadera que la anterior, aunque el
cresteo que se hace algo pesado, y más con la niebla.
Antes del Pico de Corcurezo tomamos un desvió en rápido y
divertido descenso para llegar de nuevo a Petreñales, reponemos fuerzas para
afrontar la última gran subida, el Tozal espera.
Los primeros metros los llevo más o menos bien, pero poco a
poco me voy quedando sin fuerzas, ya me quedaban pocas, en el Fragineto había
notado que flaqueaba un poco y aquí se iba confirmando, según avanzaba me
desinflaba como nunca, poco antes de meterme en la pedrera, casi no podía dar
una paso, y si no llegar a ser por un corredor que venía también un poco tocado,
Javier Urraza del Sarrios, no sé como hubiese llegado, este fue ya mi compañía
hasta cruzar la meta, habíamos compartido también la subida a Montidinera.
los grandes protagonistas...los voluntarios |
Pero volviendo al tema, llegamos a Guara y allí estaban los
valientes voluntarios, que valor, creo que fueron los verdaderos héroes de la
carrera, el servicio que prestaron y los ánimos que nos daban durante toda la
carrera no se paga con dinero.
Desde la cima rápido descenso, aunque con un poco cuidado
por el miedo a las caídas, en poco tiempo desvió para llegar al refugio de
Fenales, el descenso tenía de todo, tramos con mucha pendiente, en la que
tenías que frenarte un poco para no pegarte un tozolazo, otros técnicos, unos
muy ¡hay!, ¡hay!, por los continuos resbalones que te ibas pegando, y
finalmente uno muy agradable y corrible para presentarte en el avituallamiento
de Fenales.
la pócima mágica |
Salimos con muchas ganas de llegar, pero aun nos quedan algo
más de 10km, unos metros de pista y ¡zas!, otra vez una bonita bajada por una
senda trialera, un tramo muy chulo, que hubiéramos disfrutado más con unos rayos
de sol, que por cierto en algún momento parecía querer salir.
Pero una pequeña “tachuelilla” nos separaba de la meta, Javi
Urraza me pregunta lo que dura, le contesto, que lo suficiente para cansarte de
subir, y así fue, pero todo se acaba, y nos metemos en un descenso rápido, con
un montó de agua corriendo a nuestros pies, aunque ya no llovía, el camino
parecía un arroyo, en muchos tramos se corría muy bien, pero en otros muchos
los continuos resbalones y alguna que otra caída hacían que te “acordases” de
mucha gente, pero sobretodo disfrutando del paisaje y de los impresionantes
árboles, creo que robles, que flanqueaban buena para del camino.
mi último saltito... |
Un último vadeo sobre el río, para “limpiar” las zapatillas de barro y a
afrontar los últimos dos kilómetros que nos separan de la ducha.
Después de seis horas me presento en la meta con Javier, parecía que nunca ibamos a llegar, pero
lo bueno siempre se acaba…
Rápido a la carpa a devolver la pinza electrónica, ducharme y
quedarme como nuevo, ya de domingo, una estupenda comida con buena compañía
para contrastar diversas “aventuras” y despedirnos, ya con sol, de este bonito
pueblo que tan bien nos acoge todos los años.