08/06/2014
Partimos de Siétamo para afrontar un día extremadamente caluroso, según las
previsiones, este año, a diferencia del pasado en el que casi salimos nadando,
íbamos a pasar mucho, mucho calor.
La verdad, la mañana empezó con bastante calor, así que ya de camino a Nocito me fui tomando
un botellín de Gatorade, llegamos con bastante tiempo, pero entre capazo y
capazo casi no me da tiempo de ponerme el dorsal, y por su puesto, la cremita
para no coger demasiado moreno albañil.
Salimos puntualmente, para llegar tras unos minutos de
conversación al barranco de la Pillera, en el primer cruce evité mojarme, pero
en los seis siguientes no tuve
miramiento, venia de perlas refrescarse un poco, creo que en el primer avituallamiento
ya se habían secado las zapatillas, la subida se me estaba haciendo más larga de lo habitual,
la falta de entrenamientos se nota, y mucho, pero todo llega y por fin me planto en Petreñales, me avituallo bien y a bajar el barranco de Calcón.
En la bajada no fuerzo mucho, queda mucho, y con el día que
hace, me va a dar un algo. Cuando llega el agua, evito mojarme un poco, no
tengo ganas de que me salgan ampollas, queda bastante, y creo que lo voy a
pasar mal, llego a la Ermita de la Fabana andando, las piernas no me dan para
mucho, y si me “sobran” fuerzas, ya correré al final…
La Carrasca. Foto: Begoña Guillen |
Antes de llegar al avituallamiento de La Carrasca me he
agenciado un palito para hacer de bastón, aquí ya me pasa el máquina de Melet,
disfruté de su compañía durante toda la subida y bajada de Montidinera, y
“tomamos algo” juntos en el collado antes de empezar a subir Fragineto, en el
que veía como se alejaba poco a poco.
Aquí ya empecé a sufrir, cuando llegué a la cima tuve que
pararme para tomar algo, saludé a Kike Borras, con el que iría
haciendo la goma prácticamente hasta la meta.
Fragineto Foto: Viteri |
Fragineto Foto. Jesus Sanagustín. |
Vista desde Fragineto. Foto: Viteri. |
La bajada a Petreñales la hice a un ritmo aceptable, quedaba
mucho y sino se me iba a hacer eterna la carrera, buena hidratación y a por lo
más duro, el Tozal de Guara, aquí sabía que iba a sufrir de lo lindo, pero la
verdad es que aunque si es verdad que sufrí, me resultó más sencillo de lo que
pensaba, durante gran parte de la carrera, y en especial en las partes altas,
nos acompañó un airecillo fresco y en Guara ayudaba bastante, esto hizo que no pasásemos
tanto calor como en un principio se temía, incluso en muchas partes altas te
tenias que quitar la gorra si no querías salir corriendo tras ella.
Fotos. Ramón Ferrer. |
En la cima parecía que había una parada de metro de Paris,
estaba lleno de gabachos, Creo que a partir de aquí es donde empezó a apretar
más el calor, la bajada por todo el cordal y hasta llegar a los pies de
Ballemona no fue mal, aunque la subida a cuatro patas empezaba a indicar lo que
me esperaba, llegué junto con Borras al avituallamiento y en ese momento
también llegó el “abuelo” Sanagustín, desde ese momento sería mi compañero de
carrera hasta casi el final, afrontamos el resto de la carrera como si de un
Ultra se tratara, corriendo en los llanos y bajadas, y andando en cuanto tiraba
un poco para arriba.
En el llano de los Hongos yo llevé el ritmo, pero cuando
empezamos a bajar casi no podía con mi alma y Javisa pasó a delante, bajo a un
ritmo que podía seguir, hacía mucho calor y queda un tramo largo de carrera.
Cuando casi habíamos llegado al final del camino y nos
íbamos a incorporar a la pista que nos deja en el refugio de Fenales me pegué
un “tozolazo” de impresión, según caía pensaba lo que me podía pasar, pero por
suerte tuve una caída de “futbolista”, vamos, que caí con voltereta incluida y
esto evitó caer a plomo, ósea que no me hice prácticamente nada, apenas un
rasguño.
El refugio de Fenales parecía que no llegaba, tenía que dar un trago de agua
fresca, Javisa salio antes que yo, estaba demasiado cansado y necesitaba dar un
par de bocanadas de aire, lo pillé enseguida, compartimos un buen tramo,
siempre se lleva mejor ir con alguien, sobre todo si vas cansado, sino te
puedes dejar y los kilómetros se te hacen eternos.
El calor ahora si que se notaba, el aire que soplaba en la
primera parte de la carrera había desaparecido, y esto junto con los kilómetros
que llevábamos se notaba de lo lindo. Aprovechábamos cada riachuelo para
refrescarnos, la gorra venía bien.
La última tachuela me dejó sin aliento, estaba exhausto,
como nunca, los tragos de agua que daba cada poco no me aliviaban, Javisa se
iba alejando poco a poco, ya no lo vería hasta meta, bueno, a él ni a nadie,
este último tramo lo hico tan solo con la compañía del calorín.
Control de Bentué |
Control de Abellada. |
En el último avituallamiento, otras veces ni paraba, pero esta
vez me tuve que sentar y tomarme un baso de cola, no podía con mi alma, y
notaba que en cualquier momento iba a desfallecer, en pocas ocasiones he
llegado con tan poca chicha. Menos mal que estos dos últimos kilómetros
que ponía que quedaba para meta eran
menos, sino no llego. Cuando pisé las primeras calles del pueblo gasté mis
últimas fuerzas para entrar en meta dignamente.
Casi siete horas de paseo por esta bonita Sierra, se ve que
hay que entrenar, o me espabilo, o voy a sufrir más de la cuenta en las
próximas carreras, y la semana que viene a la Kosta Trail, me va a dar algo…
Realizada por: Carlos Escartín. |
Después de llegar, una ronda de “kapazos” y una spa en las
aguas del Guatizalema, a la ducha, que bien me sentó, tenía ganas de ponerme
“guapo” y sentarme a comer tranquilamente, disfrutar de una buena compañía y
tomarme una cervecita.
Como siempre, dar la enhorabuena a toda la gente que se lo
curra para que los demás podamos disfrutar de una carrera, y a los voluntarios
que aguantaron la calorina animando constantemente.
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