Quinto año que acudo a esta Ultra tan especial, fue mi
primera Ultra y me gusta acudir a esta cita, el ambiente y el entorno es
sensacional.
Martin y yo salimos el viernes para poder cenar tranquilos y
disfrutar de una buena conversación con los corredor@s que iban poblando Aínsa.
Después de una cena con parrillada de carne para aumentar las escasas reservas
de grasa que tengo, acompañadas de un vino y con una buena, aunque escasa
compañía, solo estuvimos seis, nos fuimos a la piltra, que había que madrugar.
Tras unos saludos y fotos de rigor el cohete dio la señal
para afrontar los 65km. y 3.378m+, se pronosticaba mucho calor, así que cremita
y gorra desde un principio.
Martin finalmente no tomó la salida, tres días antes tuvo una
caída un poco tonta, pero prefirió no poner en peligro su participación en el
UTMB.
Me situé en primera fila con Oscar Plasín y salimos los
primeros, la gente no se atrevía a pasar y yo ya me estaba poniendo un poco
nerviosa al ver que pasaban los metros y seguíamos en las primeras posiciones, afloje
un poco para situarme más atrás y la gente ya iba acelerando el ritmo, la
carrera iba poniendo a cada uno en su sitio.
Un par de km. de asfalto y nos metemos en el barranco para
llegar en continua subida a El Soto, este tramo es muy chulo, poco más de 5km.
y hemos coronado la primera cota, Cuelo San Beturián, ahora toca un pequeña
bajada y vuelta a subir, para acercarnos al bonito Monasterio San Beturián,
pero antes teníamos que dejarnos los riñones en la “Cuesta del Queso”, una
corta, pero fortísima pendiente, como esa en la que tiran un Queso y se lanza
un montón de gente a por él para abajo, pero en este caso teníamos que subirla.
Todo esto tenía su recompensa, el primer avituallamiento.
Nos quedaban prácticamente 7km. de bajada para llegar al
segundo avituallamiento, aquí si que había que cargarse bien, los más “duro” de
la carrera estaba frente a nosotros, casi 900m+ nos separaban del Collado EL
Santo, poco a poco fuimos subiendo, con diferentes compañías de corredores que
se iban quedando atrás unos, y otros que pasaban a mejor ritmo, una fuente de
agua súper fresquita en el mejor momento, un chico, que creo que era francés,
te la ofrecía en un vaso de cristal, un lujazo. Los metros pasaban y por fin llegamos
al collado, palabras de aliento de los voluntarios que controlaban el paso y
para bajo, me calzo la gorra, que hasta ahora no había necesitado, la
temperatura había sido ideal, y encima todo el rato por sobra, ahora iba a
tocar pasar calor, pero que nos quiten lo bailao…
Las vistas son preciosas, y la baja también, se oye cada vez
más cerca los cencerros de las vacas que nos anuncian el lugar del tercer
avituallamiento. Un lugar idílico, bebo bien, y cojo mi trocito de plátano para
ir comiéndolo como hasta ahora durante la carrera.
La bajada se hace larga, vuelvo a coincidir con en la bajada
con un chico con el que compartí subida, me contó que era su primera Ultra y,
la primera vez que iba a pasar de los 30km., le anime diciéndole que sería la
primera pero seguro que no sería la última.
Después de una larga bajada, este tramo de carrera no me
gusta mucho, te cansas de tanto bajar por pista, pero bueno, de todo tiene que
haber, una fuente en la que paro a refrescarme anuncia que el avituallamiento esta
cerca, tras beber bien, afrontamos los casi 10km. que nos separan de Ceresa,
punto final para muchos corredores, este
tramo es precioso, quizás de los que más me gusten, a excepción de los dos o
tres km. finales, que quizás sean de los más feos, y en los que se junta encima
el calor que aprieta ya de lo lindo.
En Ceresa me merezco sentarme un poquito, llamar a la
familia para saber donde está, y tomar algo más que naranja, plátano, isotónica
y agua, vamos, me tomo un sándwich. Llevo seis horas de carrera, y aunque no me
gusta hacer cálculos, pienso que en menos de cuatro horas estaré en Aínsa. El
calor pegar fuerte, estoy cansado y tengo que subir una “tachuela” de casi
700m+, para Oscar no queda na, pero esta subida se hace muy larga…
En la subida cada uno va como puede, un corredor que tengo
delante le tengo que avisar dos veces de que se desvía del camino, la cabeza a
veces desconecta demasiado…
Con mucho sufrimiento salimos por última vez a la pista y
tras seguir unos metros la cinta tómanos un merecido trago de agua en el
avituallamiento, cargo un poco de agua y a calzarme los casi 18km. de casi
bajada que nos quedan para tomar la cervecita.
Este tramo del Ultra se te puede hacer largo o muy largo, el
cansancio y el calor te hacen andar a la mínima subida y en ocasiones cuando
estas hasta las……de correr, procuro que estas últimas sean las menos porque
sino la carrera se te puede hacer larga.
En el avituallamiento de Oncíns tengo dudas sobre si es el
último o queda otro, pero esto ilusión me dura poco y vuelvo a la dura
realidad, me queda otro y un par de tachuelitas que te dejan baldado. En la
última Monrasin retrata nuestra cara agonía, mostrando lo que ha sido la
carrera para cada uno.
El calor sigue apretando, y ya no me queda agua, ni fuerzas.
Pero ya solo quedan tres km., este tramo lo hice a toda pastilla la pasada
edición, pero este año sin entrenar bastante tengo con estar aquí.
Justo antes de salir al asfalto, un montón de botellas de
agua me invitan a dar un trago y echarme el resto por encima, no conté con la
compañía del móvil y estuvo un par de días “descansando”. En este tramo venia Paule de Munguia, la segunda chica en llegar, y como vi que se paraba, la esperé y animé a seguir, fuimos un trozo
andando y otro corriendo, estaba bastante cansada, pero no quedaba nada y había
que hacer un último esfuerzo, por fin llegamos a las puertas del campo de
fútbol y después de dar la vuelta de honor, crucé la meta con los aplausos del
público y esta vez además, con los de mi familia.
Después de los besos me mi mujer y mis hijos, un fantita
para subir el azúcar y una duchita y, ya limpitos y con el traje de dominguero,
disfruté de una comida regada con unas cervecitas.
Ahora tocaba hacer de turistas con las familias por Aínsa, y
aunque Martin no corrió, fuimos comentando las visicitudes de la carrera
mientras los niños correteaban.
Un día estupendo, en el que me canse mucho, pero disfruté
bastante, y coronado con un agradable paseo en familia por esta bonita villa.
Como siempre, dar la enhorabuena al CAS por el sexta edición
de este Ultra. en el que han sabido dar un toque familiar, muy cercano al
corredor, que año a año repetimos para disfrutar por estos caminos tan limpios,
también al montón de voluntarios que hacen posible que puedan celebrarse estas
pruebas, todos tan amables y con esas palabras de ánimo para el que más lo
necesita.
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