18/10/14
Vuelvo otra vez a correr a mi tierra, esta es la segunda
carrera después de la Kosta Trail, en la que disfruté muchísimo, tanto con la
carrera como con el paisaje. En esta ocasión pasé el viernes con la familia en
Romo y me desplacé a Zeanurí, llegué con más de una hora de adelanto pero el
pueblo estaba petado de coches, tuve que aparcar en el quinto pino, pero bueno,
merecía la pena, así pude divisar las estupendas vistas que tenía.
el viernes de paseo por mi tierra |
Bajé a por el dorsal y dejé la bolsa para la ducha, ya
estaba listo para disfrutar de un gran día. Me estuve empapando del gran
ambiente que había en la plaza del pueblo, inchables para los niños, puestos con tiendas de ropa de
deporte, productos de la huerta, quesos, pasteles…
El colorido de las diferentes equipaciones daba un colorido
especial a la plaza, entre ellos destacaban los del equipo sestaotarra,
grafsestao, del que salió el a la postre ganador de la prueba, Ionut Zinca,
recuerdo cuando corría en el equipo de carreras de orientación de la capital
alavesa, ha sido siempre una máquina.
Después de saludar a Monrasin, y como no, de pedir que me
retratara, me metí en el cajón de salida, mientras esperábamos conversando con
el resto de corredores nos presentaron a los 50 primeros dorsales y homenajearon a la selección de Euskadi de
carreras de montaña.
el ganador Ionut con super Ramón |
9,15 y salida, sin cohete ni nada, todos “palante”, esta vez
me coloqué muy atrás, con lo que las estrecheces, primero del puente y luego de
las muchas sendas, hicieron que me quedara muy atrás, pero bueno, esto me daba
tiempo en muchas ocasiones de disfrutar del precioso paisaje.
Salí con un botellín de agua en la mano, nunca lo había
llevado y pensaba dejarlo en el primer avituallamiento, pero finalmente me
acompañó durante toda la carrera, y la verdad me sentó de maravilla, hacia
calor y bastante humedad.
Iba entrando en calor, pasamos por una fuente en la que nos
ofrecieron un vaso de agua que no rechacé, nos esperaban mas de 1000m de
desnivel para llegar a Lekanda, una subida en al que podías aprovechar para
disfrutar de las excelentes vistas en las paradas que se producían cuando el
camino se estrechaba o en la zona equipada con cuerdas, todo ello en presencia
del “Dron” que no nos quitaba ojo…
El primer avituallamiento ofrecía un buen surtido, aparte de
lo habitual, encontrábamos un surtido de pastelitos que en otra ocasión
hubieran sido arrasados en su totalidad, pero había que mantener la línea…
La subida fue dura y larga, pero todo se acaba, una bajada
rápida y nos plantamos en el segundo avituallamiento, desde aquí se divisa
nuestro próximo y deseado objetivo, la cumbre del emblemático Gorbeia, nunca he
subido esta cumbre, por una cosa o por otra, siempre era fallido el intento,
unas veces la niebla, otra la mala previsión, el caso es que hasta ahora no
había estado tan cerca de conseguirlo.
Enseguida nos plantamos en sus faldas, la última y empinada
rampa se hizo dura, pero subía con muchas ganas, y el numeroso público presente
en la zona animaba sin parar.
Su impresionante cruz ya estaba ahí, ¡había llegado!, una
inspiración profunda, y una mirada a mi alrededor para contemplar la belleza
del entorno, y para abajo.
Esto no se había acabado, una bajada de unos 5km y uno
control para volver a subir la última de las “cimas”, esta vez bastante mas
corta, la cota de 1.153m no se hacía muy larga, desde aquí hasta la meta
prácticamente todo era bajada, a excepción de una tachuelita.
Unos ocho kilómetros de bajada, se hacían bastante largos
para llegar al último avituallamiento, un poco de hidratación y a por la tachuelita
famosa, que según contaban se hacía dura a estas alturas de carrera.
Tenían razón, se hacía dura, el calor que nos acompañó todo
el día, y la humedad en la zona boscosa, hacían mella en muchos corredores que
se quedaban poco a poco atrás y, a los que iba sobrepasando. Nuevo e inesperado
control, para bajar a saco, con susto
incluido, casi me tropiezo con una raíz en una zona empinada, menos mal que no
caí, sino…
Salimos a la carretera, ya se olía la ternera que estaban
asando en la plaza, un último esfuerzo y los aplausos me metieron bajo el arco
de meta.
Una carrera estupenda, para repetir, ambiente, logística,
entorno, y climatología, todo acompaño, además en mi tierra, que más se puede
pedir…¡pues sí!, un chaleco estupendo con una cervecita de la zona que nos
dieron en la bolsa de corredor.
hasta el año que viene... |
No hay comentarios:
Publicar un comentario