24/10/2010
Partimos de Huesca a media tarde para intentar llegar a Torla antes de anochecer, lo conseguimos justito, justito. Tras ponerles las chamarras a los niños, ya que hacia un poco fresquete, empezamos a descargar maletas, bolsitas, cajas de comida, más bolsitas… vamos, que parece que más que para un fin de semana nos íbamos a quedar un mes, pero ya se sabe con niños lo que más ocupa son los “por si acaso”.
Después de instalarnos en el apartamentito teníamos la idea de salir un poco por el pueblo pero después de los 24 kilómetros de Biescas-Torla y sus curvitas los niños no estaban más que para ver Clan o en su caso el Disney Channel, así que nos toco a mi mujer y a mí hacer la cena y sustituir el Telediario por un capitulo repetido de Bob Esponja y sus amigos.
El sábado era el día que tenía que ceder a la familia ya que el domingo me tocaba correr y ellos deberían esperar pacientemente mi llegada.
Como digo, el sábado familiar no pusimos ningún despertador pues los niños no entienden de fines de semana y su reloj biológico les indica cuando tienen que ir al cuarto de sus padres a preguntar ¿estáis dormidos?, -ya he despertado ¿Qué hago? Y es en ese momento cuando decides que la mejor opción es levantarte. Tras un desayuno familiar (recordemos que es el sábado es familiar), empieza la preparación de la mochila (con sus elementos necesarios y sus “por si a caso”), prefiero no decir lo que pesaba, pero sí diré que la próxima vez prepararé una mochilita para cada uno.
Ahora llegaba la duda de donde ir, se barajaban varias opciones: Ordesa, Bujaruelo o alguna senda que saliera del mismo Torla, finalmente decidimos ir a Bujaruelo. Cogimos la furgo, salimos de Torla, pasamos el puente de los navarros y tras un trozo de pista junto al río Ara (que había mejorado bastante desde la última vez que estuve por estas tierras), nos detuvimos junto a al puente que lo cruza. Empezamos a andar por un senderito muy chulo en el que los niños disfrutaron de lo lindo, corriendo, acercándose al río, metiéndose entre los árboles de unos preciosos bosquecillos junto al camino, en fin que no avanzábamos mucho pero los niños se lo estaban pasando pipa que era de lo que se trataba, pero claro después de tanta actividad el estómago dio su opinión y decidimos hacerle caso, con lo que plantamos el culo en unas piedras y nos tomamos un tentempié, en fin, un paseo bastante agradable a pesar de las varias caídas sufridas por los dos diablillos.
Como el paseo no fue muy largo aunque sí intenso aun nos dio tiempo para dar un paseo por Torla antes de comer.
Claro, después de comer, tocaba nueva sesión de Clan y canales afines, mi mujer se decantó por una opción más “romántica”…una siesta, y a mí me tocó (después de fregar) recordar tiempos pasados delante del televisor. Tocaba merendar, duchita de los peques y salir un poco a Torla de domingueros, tras comprar algún cachivache para los niños y recoger el dorsal y la camiseta, vuelta a la guarida, cenita, película de Disney y a dormir. Antes de lo cual me toco preparar la ropa para la carrera, la duda dado el tiempo que se preveía era manga corta, larga, chubasquero???... bueno, mañana veremos…
El día amaneció como era de prever con nubes y claros (más nubes que claros) pero no hacia mucho fresco y como me daba que no iba a llover me decidí como la mayoría por no ponerme el chubasquero y salir en manga larga. Con un besito a los peques y a mi mujer me puse en la línea de salida junto con los poco más 100 valientes para superar los 21 kilómetros que nos quedaban por delante.
A las 10 horas tomamos la salida, mientras se empezaban a preparar los peques para disputar su carrera en la plaza del ayuntamiento.
Bajamos en dirección al parking donde se dejan los coches en temporada veraniega y cogemos el autobús que tras previo pago nos deja en la pradera de Ordesa. En la bajada a saco nos despedía un olorcillo a desagüe que nos llenaba los pulmones para tomar con ánimos las pequeñas subidas que teníamos que empezar a superar tras cruzar el río Ara. Una subida suave pero continua, por senderos, caminos, pistas y medio pistas y un sendero corto pero empinado que a algunos nos obligó a dejar de correr y subir andando a paso ligero. Seguíamos por caminos, praderas y zonas de pasto para tras alguna bajada llegar al primer avituallamiento, algo antes del camping río Ara, tras lo cual ganamos altura tirando otra vez de riñones para perder altura de nuevo rápidamente y llegar al Puente de los Navarros por sendas y caminos por los que daba gusto correr. Aquí teníamos el segundo avituallamiento bien merecido, ya que llegué con la lengua fuera. No me daban las manos para coger la botella de agua, el plátano y la naranja que me fui comiendo en la larga subida que nos llevaba al control 3 y 4 en el que estaba el tercer avituallamiento y nos separábamos de la pista que se hizo un poco larga y fatigosa con salida de sol incluida. En este avituallamiento solo tomé agua para afrontar una senda preciosa que ya había hecho el día anterior con la famili y que casi recordaba piedra a piedra, pero que disfrute muchísimo. Salida a la pista que nos llevaría de nuevo al control 3 y 4 en donde pillábamos el GR.11 para por un sendero junto al Ara ganar altura con alguna pequeña bajada y pasar por zonas de piedras y paredes en las que nos encontrábamos un pasamanos y la presencia de tres guardias de montaña para asegurar. Llegamos al punto más alto de la carrera -1260 metros- tirado de riñones en más de una ocasión y con una bajada a hasta San Antón por delante, en la que me deje llevar a saco por mis nuevas mizuno,- ya se que no es lo más adecuado correr con unas zapatillas a las que tan solo había hecho 20 o 30 kilómetros, pero quería probarlas-, el caso es que en la bajada se portaron de maravilla y recupere bastantes posiciones, (en la carrera prácticamente mantuve la misma posición desde el inicio). En San Antón teníamos el 5 control y 4º avituallamiento, y con la botella de agua en la mano... empezamos a subir??, ¿queda más subida?, pregunto a uno que venia a mi lado, y me dice –queda lo peor-, bueno, no era lo peor, pero casi por inesperado, …-mira que no mirar el perfil-, el caso es que a volver a tirar de riñones, el corredor al que pregunte no paro de correr en toda la subida, yo y todos los que venían detrás andantito, aunque unos más rápido que otros ya que los jadeos que oía se iban alejando cada vez más. Las dos últimas bajadas las hice bastante rápidas dando casi alcance a mi interlocutor, pero decidí que no era una buena forma de entrar en Torla disputando una posición, mejor dejar a cada uno el momento para la foto de entrada a meta, en la que me plante en 1.49.44 con un subidón incluido al escuchar mi nombre por megafonía y con los aplausos del público congregado en la Plaza del Ayuntamiento. En 1.27.06 entro el primero José Luís Arenas Sánchez y en 1.42.15 Gema Martín Borgas.
Unos besitos de la famili para recuperarse de este “paseito” del que acabe bastante mejor de lo que pensaba, unos aventuritas compartidas con algunos corredores a los que poco a poco voy conociendo, y disparado a ducharme y cargar la furgo rumbo a Huesca.
Supongo que habrá sido mi última carrera de montaña este año, pero habrá que seguir entrenando y participando en alguna que otra carrera con que nos deleite algún pueblo para animar más la rutina de los éntrenos que en esta época del año se hace más dura.
Foto Chema |
Felicidades. A ver si puedo ir al año que viene, tiene buena pinta. Saludos.
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